La industrialización de la construcción consiste en la realización de elementos prefabricados en fábrica que son trasladados y ensamblados en obra. Este tipo de construcción tiene múltiples aplicaciones: industrial, logística, residencial… y aporta numerosos beneficios que aplican desde la calidad del producto, hasta los plazos de ejecución, sin olvidarnos de la productividad, coste y valor del proyecto o de sostenibilidad.
Con respecto a estos últimos, los beneficios de sostenibilidad de la construcción industrializada, vamos a detenernos en el día internacional de la eficiencia energética.
La edificación industrializada con prefabricados de hormigón ofrece, en términos de eficiencia, las siguientes prestaciones:
Reducción del consumo de energía.
La activación del componente térmico es un sistema para calentar y refrigerar habitaciones o edificios enteros en el que los registros de calefacción y refrigeración se colocan en componentes de hormigón, mientras se construye el edificio. El uso de esta técnica permite reducir las oscilaciones de temperatura y evita que se produzcan picos, disminuyendo así el consumo de energía.
Almacenamiento de calor.
La clave para la eficiencia energética de los edificios construidos en hormigón reside en la inercia térmica de este material. Gracias a esta propiedad, el hormigón es capaz de almacenar calor y mantener el confort del ambiente interior.
La capacidad de almacenamiento de los componentes de hormigón puede utilizarse con la activación de componentes solares y térmicos o con la combinación de fotovoltaica, bombas de calor y activación de componentes.
Control de las pérdidas de energía.
La fachada representa un sistema crucial en garantizar una eficiencia energética adecuada del edificio, ya que a través de ella se pierde en torno al 50% de energía. En edificios de altura, la exposición a los cambios de temperatura es mucho mayor que en estructuras menores, por lo que el diseño de las fachadas es un punto clave. Los cerramientos con paneles de hormigón aportan dos características importantes para lograr la máxima eficiencia energética: resistencia térmica e inercia térmica.
Adaptación de los elementos.
Con el diseño prefabricado existe la oportunidad de incluir elementos adaptables para usos a largo plazo, como piezas de distribución y energía para mejorar los espacios. De este modo, se obtienen resultados de mayor calidad y durabilidad que se adaptan a necesidades concretas.
Calificación energética más favorable.
La inercia térmica del hormigón aprovechada en muros y forjados prefabricados, combinada con otras estrategias de diseño, permite una mejora de la calificación energética frente a soluciones más tradicionales de construcción.